Vamos juntando miguitas de pan para alimentar a la poesía. Palabra única que condensa sensaciones dispares. A veces, un modo del cuerpo: el Bueh de Boca Torcida. A veces, una lágrima que desborda del ojo y cae hasta el suelo para transformarse. A veces, un pensamiento, un pensamiento que dibuja cuatro líneas y busca puentes.
¡Sí! La poesía es de todos y para todos.
No es perder tiempo.
No es perder espacio.
No es perder.
No es perder tiempo.
No es perder espacio.
No es perder.
Es la búsqueda misma la que responde nuestras preguntas: el hecho poético consiste en andarse. Y los materiales van modificándose. No son materiales definitivos los que se usan en poesía. Sí, palabras, sí, ritmo, pero sin embargo algo más.
Puede ser que la ruptura ya no sea un desarraigo doloroso. Puede ser que sea ya una zona de surco, de borde, de trabajo arduo, de creatividad.
La pregunta se torna, entonces, en qué es lo que hay para decir.
Y cómo decirlo. Y por qué poesía.
Los ‘decires’ ¡sí, también! van modificándose. Porque nosotras nos modificamos.
Y nuestra elección es poetizar.
Y cómo decirlo. Y por qué poesía.
Los ‘decires’ ¡sí, también! van modificándose. Porque nosotras nos modificamos.
Y nuestra elección es poetizar.
¿Será que escribimos desordenadas?
¿Por qué para algunos escribir un primer libro de poemas es el comienzo y para otros es el final?
¿Por qué abunda el lenguaje de todo tipo y no abunda la poesía?
¿Por qué este sentir que el formato de poesía actual no contiene poesía?
¿Por qué para algunos escribir un primer libro de poemas es el comienzo y para otros es el final?
¿Por qué abunda el lenguaje de todo tipo y no abunda la poesía?
¿Por qué este sentir que el formato de poesía actual no contiene poesía?
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