jueves, diciembre 04, 2014

carta enviada al despertar

desde el agua abrumadora de mis océanos te digo que sí, que a veces es difícil encontrar el lado para el cual queremos ir cuando estamos todo el tiempo con el norte sur este oeste sur este norte oeste disponibles ad infinitum. siempre confío en que estamos siempre en el lugar donde queremos estar, y que así como fluyen los estados líquidos gaseosos sólidos, todas esas personas que pasaron por nuestra vida y todas las personas que están, todos esos objetos que ya se perdieron o dejaron de tener valor, también la electricidad nos toca y a veces no podemos más que encontrarnos con nosotros mismos en una soledad más musical que toda la música del mundo. confío en que esos instantes son necesarios, nos alimentan de vida. somos lo que somos, siempre mutantes, temblando ante la emoción de vivir, buscar y buscar lo que nos hace reír y celebrar los encuentros de amistad y amor. las circunstancias son las circunstancias y algo tendremos que aprender de todo esto, no rechazo ninguno de mis sentimientos y, me parece, nos hace falta sentirnos que estamos en un lugar (y no en un no-lugar) para poder encontrarnos con otros en la invención de nuevos lugares.

miércoles, noviembre 26, 2014

septenio

Vivo en esta casa hace siete años.
La casa se ha ido transformando. Sus habitantes también. Pero yo he permanecido.
También han permanecido libros, lámparas, algunos muebles y plantas.
Hay poesía y música que a veces suena. Y un gato blanco que nos bendice con su presencia y colma de amor todo lo que toca. Hay nuevos aromas, especias raras en la alacena de la cocina, un delantal con florecitas colgado de un clavo de la cocina y nuevas recetas.
Hay un piano y dos guitarras. También un cuenco lleno de instrumentos para hacer ruiditos simples.
Me recuerdan lo simple que es todo cuando el mundo a mi alrededor se vuelve muy complicado.
Hay un cuadro enorme que pintó mi hermano y que me regaló cuando tuve que enfrentarme a una batalla.
No hay nada de malo en querer tirar todo por la borda.
Pero yo pertenezco a aquellos seres que de las ruinas encuentran una flor.
En eso pensaba mientras acariciaba las hojas enfermas de una planta que supo tener historia pero que nadie de aquellos que pertenecieron a aquella historia reclamó.
Qué será del destino de este ser no lo sé.
Sólo sé que yo no lo puedo curar.